lunes, 3 de julio de 2006

Lo vio venir con los hombros erguidos y un paso sereno. Su sonrisa era blanca y cautivadora, pero no hacía juego con sus ojos. Sus ojos estaban siempre en otro lugar.

Y trazo una línea recta hacia tus fines. Te seguiré como un perro fiel sigue a su amo. Hasta tu casa. Hasta que me dejes entrar en ella y me des tu guarda.